El masaje facial aporta múltiples y grandes beneficios que contribuyen al bienestar de la piel de las personas. Además, dependiendo de la finalidad de la terapia, este masaje puede combinarse con otros tratamientos de belleza. Por ejemplo, la aplicación de una mascarilla específica, una limpieza de cutis o como preparación para el maquillaje.
A continuación, se destacan los más comunes:
1) Ayuda a relajar el cuerpo y mente, por lo que está indicado para tratar casos de estrés y ansiedad. También es una forma de mejorar el estado de ánimo.
2) Activa la circulación sanguínea y la oxigenación de los tejidos cutáneos. Es decir, promueve la transportación de oxígeno en las células cutáneas y estimula la producción de colágeno. Esto permite conseguir una piel más joven, libre de arrugas y con más brillo.
3) Elimina las bolsas en los ojos, las ojeras y las líneas de expresión.
4) Mejora la circulación linfática y, por lo tanto, elimina las toxinas responsables de las imperfecciones en la piel.
5) Acelera la regeneración del cutis y le devuelve su elasticidad, firmeza, tersura y aspecto sano, ya que, como cualquier otra parte del cuerpo, el rostro también puede sufrir de flacidez. Así contribuye a mantener un rostro con aspecto fresco, luminoso y rejuvenecido.